Una mano iluminada
(para flautas)
de Leopold Sedar Senghor
Una mano iluminada ha acariciado mis párpados de noche
Y tu sonrisa se ha elevado sobre las nieblas que flotaban monótonas sobre mi Congo.
Mi corazón le ha hecho eco al canto virginal de las aves aurorales
Como mi sangre que armonizaba antaño el níveo canto de la savia en la enramada de mis brazos.
He aquí la flor montaraz y la estrella en mis cabellos y la cinta que ciñe la frente del pastor-atleta.
Cogeré la flauta que cadencia la paz de los rebaños.
Y toda la jornada sentado a la sombra de tus pestañas, cerca de la Fontana Fimla
Fiel, cuidaré los rubios mugidos de tus rebaños.
Porque esta mañana una mano iluminada ha acariciado mis párpados de noche
Y durante todo el día, mi corazón le ha hecho eco al canto inmaculado de los pájaros.
(de 'Nocturnes')