martes, 26 de agosto de 2008

Recuerdo dolorido de Horacio Álvarez Hernández

Ponemos aquí esta 'relación' de gente muerta, porque queremos creer, y creemos, en la hermandad del ser humano. Hay diferencias. Las hay. No cabe duda. No es lo mismo haber nacido en una aldea africana de Senegal o Namibia, por ejemplo, que venir al mundo en un pueblo de España o Francia. Como tampoco hay que hacer tabla rasa entre Senegal y Namibia o España y Francia. Hay sus diferencias entre unos países y otros. También un poso común. Y tan común: el Hombre.

En algunos países africanos hay personas que tienen facilidad para versificar. Se llaman griots o diulas. Son poetas que pueden recitar de memoria la historia de su pueblo. Se dice que cuando muere uno de ellos es como si desapareciera una biblioteca. Suponemos que han cultivado la memoria. Porque la memoria se cultiva como los tomates, el trigo o la mandioca.

Ahora con tantos artilugios para guardar recuerdos se está perdiendo. Se está perdiendo en Europa y suponemos que en África igual.

Pero en ambos continentes han existido bardos, diulas o griots. Y personas que tenían muchísima memoria. Las formas serán diferentes, pero el sustrato es el mismo.

Viene esto a colación ante los que hacen hincapié en las diferencias, ciertas, convirtiéndolas en abismales. Así separan pueblos. Los enfrentan. Para mejor manejarlos a su antojo. Es una de las base del racismo.

Nosotros, sin negar las diferencias, hallamos también similitudes entre los pueblos. Como los griots o diulas de numerosos pueblos de África, con esa memoria prodigiosa, hemos conocido a escritores como, por ejemplo, don Eusebio García Luengo quien, a sus casi 100 años, podía recordar el nombre, lugar de nacimiento y, como como él decía, 'hasta la madre que lo había parido' de miles de personajes de España.

Pero sin remontarnos a gente tan 'leída y escribida' hay bardos o poetas de pueblos con memorias prodigiosas, similares a los griots africanos de que hablamos. Ponemos aquí un ejemplo: Horacio Álvarez Hernández. Pasó muchos años fuera de su pueblo, Santa Clara de Avedillo, en la provincia española de Zamora. Sin embargo compuso unas cuartetas como recordatorio de los fallecidos en este pueblo castellano desde los años de 1940 hasta el año 2001.
Aquí las tenéis. Pueden también servir a interesados de estudiar las diferencias, a la hora de bautizar a sus hijos, entre el antes y el ahora; o como se apodaba a las personas; o los que entren en este blog, que tengan antepasados de por allí, rememorar vidas pasadas más jóvenes; o tal vez encontrar el nombre de algún pariente; y de paso calibrar la facilidad de rima de este hombre de Santa Clara de Avedillo: Horacio Álvarez Hernández, el bardo de su pueblo, un griot en la llanura castellana.

A esta rememoración Horacio Álvarez Hernández le puso por título: 'Recuerdo de las personas fallecidas en Avedillo desde los años 40 hasta el 2001'. Comenzamos las cuartetas:

"Desde que yo fui chiquillo
tanta gente conocí
en mi pueblo, en Avedillo,
que quiero dejar aquí

constancia de aquellas gentes
que recuerdo con cariño
y que cuando yo era niño
ellos estaban presentes.

Calle a calle, barrio a barrio
el pueblo recorreré,
y en ellas recordaré
a todo aquel vecindario.

Por mi calle empezar quiero,
mis vecinos más cercanos,
familia Pérez Herrero
a quien quise como hermanos.

Señor Sixto, Heraclio, Antonia,
ya siete vieron el fin,
siempre tengo en la memoria
a mi amigo Serafín.

Alejandro y Agustina
de mi padre eran parientes,
Consolación, madre y tía
del genial Manolo el 'Tente'.

La señora Vicentina,
madre de José el 'Cenizo',
también la tía Celestina
y su marido, el tío 'Rizos'.

Otros que por santo y seña
un grato recuerdo guardo:
Ysabel y Amancio Peña,
también el señor Ricardo.

Con su cuñada y su esposa
fue gente con privilegio,
eran los padres de Sergio...
no me acuerdo de otra cosa.

También quiero recordar
a otra familia famosa,
cual fue el señor Baltasar
y Nieves que era su esposa.

En esta casa vivió
y de la misma familia,
don Emilio y Rosalia;
él, del pueblo fue doctor.

Dejo atrás a una niñina
que tuvo por nombre Elo;
perdón Manolo, Agustina:
que Dios la tenga en el cielo.

Ya metido en esta guisa
recuerdo con gran respeto,
al señor Manolo Prieto
y la señora Eloisa.

En esta calle adalid,
¡cuántas picias nos hacía!,
el famoso tío David
y la señora María.
*
De todos es bien notorio
que en el Salón (sic), a la vez,
vivió su hijo Rubén
y el estupendo Gregorio.

Dando la vuelta a la esquina
un hombre que fue un encanto,
me refiero a mi tío Fausto;
y su esposa, mi tía Sabina.

Solo queda en ese corro
y también en esa mano,
el señor José el 'Caitano'
y su gran mujer: Socorro.

En esta calle que, ahora,
llaman La Calzada y tal,
-antes era el Arenal-
vivió doña Telesfora.

Fueron años de esplendor,
cerca había otros vecinos,
doña Eulalia y Constantino
los padres de Salvador.

A estos se le conocía
-si su familia le excusa-
por apodo 'Los Tarusas';
muy cerca la barbería.

Y luego, en la otra manzana,
recuerdo, vivía allí,
la familia Tamarit:
don Eulogio y doña Adriana,

señor Serafín, Elena,
'Patatero', Estefanía,
la madre de éste, Crescencia
y la otra tía mía.

El tío Dimas, ¡qué paisano!,
-lo admiraba el pueblo entero-,
con Vicente Zamorano...
¡qué risa en el mentidero!

En esa calle tan larga,
-es la mayor de Avedillo-
vivió Manuel Fresnadillo
y su señora Genara.

El tío Alfredo, 'El Juaneto'
y también en ese corro,
el tío Manuel 'El Modorro'
y mi tío Feliberto.

'Los Chinitos'... ¡qué pasión!
¡Dios Santo, cuánta gente!
señora Águeda, Clemente,
la señora Concepción...

Queda poco de este barrio:
vivió Clemencia, Eliseo,
don Ignacio, el secretario,
enfrente de los cabreros.

Perdón por esta expresión,
cosas de rima, ¿me explico?
Dionisio, Visitación...
y los padres de Federico.

La calle, ya por los pelos,
se acaba, mal que me cuadre;
en ella nació mi padre
y mis difuntos abuelos.

Sus nombres recuerdo ahora
que yo muy bien me los sé:
mi abuela se llamó Aurora
y el abuelo era José.

*

La última casa, sin truco,
sus nombres, se me olvidaron;
solo sé que aquí moraron
los padres de Ángel 'Filuco'.

Y en esa calle bendita,
que lo sepa el mundo entero,
al final está la Ermita
del Cristo del Humilladero.

Llego al Caño (sic), entro en él,
a ver si con nuevos bríos...
casa los 'Anamaríos',
la familia de Gabriel.

Sus padres y sus abuelos,
que se fueron de este mundo,
media docena eran de ellos
con Ángela y Segismundo.

Por esta calle tan bruja,
había que andar con zancos;
la familia de 'Los Mancos'
y también la del 'Granuja'.

Leovigildo, el señor Ramos
y en la otra casa vecina,
vivió 'El Mosco' y Florentina,
hoy yo y mi esposa habitamos.

Y donde vive Isabel
antes vivió otra familia,
ella se llamaba Emilia...
no recuerdo el nombre de él.

Luego había un portalón
con unos enormes poyos,
allí vivieron 'Los Joyos'
y luego Ismael Bailón.

En la casa de la esquina
-esto lo tengo muy claro-
vivía el señor Genaro
y la señora Justina.

Eran padres de Teresa
a quien le faltó un hijo,
más abajo vivió Pepa
la madre del Ignacito.

También los padres de Sera,
de Dorín, Rosalina, Ancita...
José, Teresa la 'Estanquera',
Manuela y Juan 'El Pinticas'.

Nicéforo, más abajo
-el marido de Virginia-
Francisco y Capitolina
y el señor Gerardo 'El Gacho'.

Aquí me quedo pensando
de uno que se llamó Arturo...
Esto lo tengo algo oscuro...
No así al tío Alfredo 'El Parrando'.

Subo al Teso (sic), ¡qué secuela
me dejó este barrio a mi!
porque, aquí, don Agustín,
fue mi maestro de escuela.

También aquí, en esta plaza,
un grato recuerdo guardo,
de aquel señor Eduardo
del clan de 'Los Calabazas'.

Y por aquí, alrededor,
no sé si quedan resquicios
de los del 'Esquilador',
luego Fabián, Afrodisio...

*

Avelina, Macario, Filomena,
y también en ese corro,
el señor Domingo 'El Mono',
su esposa y su hija Magdalena.

Y al final de la manzana
del Teso, en la misma esquina,
vivía, con su sobrina,
la tía Beatriz, 'La Merchana'.

Subiendo más hacía el "atrio" (sic)
una señora muy fina,
se llamaba Ludivina,
con su tío Juan.... 'Botabajo'.

En frente, el tío Secundino,
donde vive ahora Delfín;
en esta casa vio el fin
un gran poeta: Faustino.

Un poeta de alto vuelo
que, con todas ilusiones,
hizo muchas "relaciones" (sic)
a los mozos de este pueblo.

Y el pueblo llevó un mazazo
en aquel infausto día,
al saber que se moría
el gran Esteban 'Mozazo'.

Más allá don Agustín
y siguiendo ese camino
la familia 'Atilanin';
cerca, la tía Patrocinio.

Y a la Victoria me acerco
siguiendo más adelante,
don Teodoro 'El Comerciante',
Ana María y Lorenzo.

En la otra casa cercana,
que era un comercio, vivía
don Tirso y Anatolía
y Francisca, la otra hermana.

Ahora, la vuelta engarza,
y en mi recuerdo perdura,
mi tía Eugenia 'La Zarza',
su esposo y don Paco el cura.

Llego al atrio, en esta zona
me acuerdo muy malamente
de Prudencia y de Ramona
¡Qué mayor era esta gente!

También el tío 'Calabaza'
vivía aquí, justo al lado;
y donde vive ahora Amparo,
la familia Regalado.

Y aquí termina el recuento
de esta calle, y, a la vera
Román, Teresa, Mamerto...
y Encarnación 'La Piñonera'.

Entro en la plaza, en la cual,
otro comercio existía,
fue de doña Rosalía
y don Antonio Leal.

Y en la otra, mucho antes,
y de la misma familia,
vivieron 'Los Comerciantes',
¡eso fue una dinastía!

Don Félix, Constanza, Esteban,
doña Carlina, don Enrique...
estos dos últimos eran
los padres de don Felipe.

*

A este un recuerdo especial;
olvidarlo no consigo,
era mi mejor amigo...
el amigo más leal.

Enfrente también vio el fin
otro poeta con casta:
fue padre, Manuel 'El Zarza',
de Moisés y Manolín.

Y siguiendo la otra mano
y otro clan que yo aprecié
y que nunca olvidaré:
el clan de 'Los Zamoranos'.

Esteban, Miguel, Vicente,
Pepa, la buena María,
los abuelos... ¡cuánta gente
en esta casa vivía!

Los recuerdo con cariño,
porque creo estar seguro,
que aquí gané el primer duro
cuando yo era casi niño.

Y donde vive Genaro
recuerdo con añoranza
a Evilasio, buen paisano,
el marido de Constanza.

Y pasando el Consistorio (sic)
otra muy requetefina,
se nombraba Cesarina
y su padre el tío Eliodoro.

En la otra casa de enfrente
vivió pasando penurias,
otro señor excelente:
Colino, murió en Asturias.

Este hombre fue jornalero
de otro que al fin dio pena:
Jeremías 'El Herrero'
marido de Filomena.

Ya camino del Corrucho (sic)
-de Felipe es hoy la casa-
vivió mi abuela Tomasa
a la que yo quise mucho.

Luego había otra paisana
fina como un esqueleto:
Josefa 'La Valeriana'
vivía frente a 'Los Letos'.

'Los Letos'... (sic) familia atenta;
en esta casa, señores,
conocí a la tía Nolverta,
a Leto, Anselmo y a Flores.

Las últimas que moraron:
Agustina, Alfonsa, estas
que por fin las apodaron
con el nombre de 'Las Grecas'.

Más allá ótra dinastía
muy larga en el tiempo aquel:
él se llamaba Miguel
y su esposa Sofía.

Guadalupe, que soltera
se quedó... (sic) Y otra cosa:
también vivió Aurelio y Rosa
en aquella misma acera.

La esposa del señor Juan,
que Blásida se llamaba,
el tío 'Crespo' allí moraba
su padre y jefe del clan.

*

En la esquina un hombre entero
que en su oficio era muy fino:
señor Emilio 'El Herrero'
y su hijo Constantino.

Luego queda el tío Rodrigo
y Miguel y Baltasara
y quien yo nunca olvidara,
a Jesús, que fue mi amigo.

La tía, al dar la vuelta,
su esposo, su hijo Enedino
y, dando un rodeo al camino,
Eloisa y Perfecta.

En el mismo callejón
un matrimonio divino
compuesto por Asunción
y Teodoro 'El Vitorino'.

Me voy a una callejita,
si ustedes me dan permiso,;
allí, con mi tío Narciso,
vivieron Basilia y Rita.

Aquí también vio su fin,
y en otro mundo reposa,
otro pariente, Joaquín,
el marido de Piadosa.

Bajo la calle, sin prisa,
dando la vuelta a la esquina,
marido y padres de Luisa,
luego Clotilde y Regina.

Y se acabó la manzana;
al otro lado del camino,
con los padres de Atilana,
vivió su esposo Faustino.

Falta medio pueblo entero;
el arroyo paso aprisa,
hacia la calle El Piñero;
antes Jaime y María Luisa.

En esta calle, en la esquina,
antes de llegar al fin,
moró la tía Petronila,
luego Eudosia y Benjamín,

padres de mi tía Piedad;
y más abajo vivieron
el tío Ángel 'El Ternero'
y la tía Felicidad.

Calle abajo el tío Gabriel,
-por el nublao (sic), fue una eficacia-
al lado la tía Bonifacia
moró con su nieta Ester.

La picota es el destino;
la casa de Ángel, ahora,
antes era de Faustino
y su mujer Isidora.

Y camino de la fuente
me dirijo sin problemas;
era del tío Roque 'Ledesma'
la casa que, hoy, es de 'Resti'.

Perdona 'Resti' el agravio
-esto es cosa de la rima-
más allá, en la otra esquina,
vivía el señor Octavio.

Ahora estoy remembrando,
de un comercio que aquí había,
en el cual también vivían,
Pepa, María y Leandro.

*

En esta casa moraron,
y ya con esto termino,
vecinos que un día fueron
abuelos de Vitorino.

En la Cumbre (sic) ya me meto,
en la primera manzana
vivía el tío 'Regoleto'
con... (sic) otra mujer, su hermana.

Antes era un callejón
-Federico hizo otra casa-
en esta vivió su esposa
y la familia Bailón.

Después de Paco Magín,
¡madre mía qué desastre!
residió la familia 'Sastre',
y la del tío 'Pascualín'.

En la que, hoy, es de mi hermano,
recordará el pueblo entero,
vivieron los carpinteros,
y su hijo Domiciano.

Donde ahora es el garaje
-perdón si tengo una errata-
recuerdo de un personaje
que apodaban el 'Tío Patas'.

A la otra acera giro,
porque no quiero pasar,
sin llegar a recordar,
al bueno de Casimiro.

Y lo sabe el pueblo entero
que era un poeta ocurrente;
al padre llamó la gente
'Tío Félix el Molinero'.

Otros que tampoco están
-una famila hacendosa-
el tío Ambrosio, el Sacristán,
sus dos hijas y su esposa.

Donde mora Salustiano,
que es la última parcela,
vivió el señor Pablo,
y su esposa Micaela.

Era yo muy chiquitito,
pero algún recuerdo guardo,
de un bar, el del tío Nivardo,
y luego, 'Los Manojitos'.

'Manojitos'... ¡vaya clan!
-en el pueblo fue notorio-
son ocho los que no están
con la hija y madre de Antonio.

Mas allá el señor Leonardo,
el tío Majín (sic) y Pastora,
el tío Miguel 'El Salgado'
y Adulina su señora.

En la última un inciso,
les diré por qué razón:
yo quise a mi tío Narciso
con todo mi corazón.

Desde aquí al trinquete (*) llego,
y al vecino más cercano,
desde la era el tío Diego,
era el tío Maximiliano.

¡Miento!, que en la misma acera,
aunque si de esta familia,
Remedios y Rosalía;
luego, la tía Baldomera.

*

En esta casa vecina,
de este barrio tan famoso,
residió la tía Fermina
y Félix 'El Poteroso'.

La calle ya toca al fin,
un buen hombre allí vivía:
el competente Fermín,
con el bar y panadería.

Aun muchos recordarán
que, a Fermín, llamaban Foro
por su padre Telesforo;
también me acuerdo de Adrián.

Y doy la vuelta al revés,
pasando a la otra esquina,
donde moraba Agustina
y Manuel 'El Leganés'.

El teso dejo por fin,
y a la calle que ahora llego,
vivió el señor Agustín,
su esposa y, enfrente, Diego.

Don Claudio, doña Balbina,
y pasando a la otra acera,
Porfirio y 'La Potajera'
y Mercedes, su vecina.

Enfrente un portal austero
y una familia muy grata:
el tío Manuel 'Zapatero'
y la señora Donata.

Ya poco me va quedando,
mas no dejo de la mano,
Felicísima y Cipriano,
sus hijos Paco y Bernardo.

Y aquí, detrás del 'Lagar' (sic),
otro matrimonio había,
sin duda el señor Germán,
el marido de Balbina.

¡Calle La Puebla! Y aquí
un caso curioso cito,
¿sabén donde yo nací?...
donde vivió el tío 'Gallito'.

Y donde el bar 'Los Amigos',
salvo que tenga una errata,
moraron unos vecinos,
de apodo 'Los Zaparratas'.

De ti, Ignacio, era abuelos
-perdóname la expresión
pues no es mala mi intención-
¡Dios los tenga en el cielo!

Me paso a la otra manzana,
y conoce el pueblo entero,
aquí habitó Robustiana
y el tío Fernando, 'Torero'.

Allí, muy cerca de éste,
otro matrimonio, aquel,
eran los padres de 'Resti';
también su hermano, Fidel.

Recuerdo con gran candor
-pues creo era gente sana-
como fue el tío Nicanor
y la tía Maximiliana.

Otras gentes que eran sanas,
porque no cabe otra cosa,
el señor Dionisio Llamas,
su mujer y su hija Rosa.

*

También aquí dejó lastre,
y unos recuerdos amargos,
a su familia, Milagros,
la esposa de Emilio 'El Sastre'.

Enfrente, en la otra manzana
-muy poca gente conoce-
murió la tía Veridiana,
que fue la madre de Conce.

Debo de hacer un espacio,
para también recordarlo:
la familia de Dalmacio,
su esposa, Antonio y Gonzalo.

El pueblo ya he recorrido,
alguien se me habrá olvidado,
por ello perdones pido,
al no ser intencionado.

A sus familiares digo,
que de todo corazón,
a todo el pueblo le pido,
por ellos, una oración.

Y al que tenga la osadía
de leer este relato,
rememore que algún día
constará en este reparto.

Bien sabe Dios que quisiera,
cuando algún tiempo pase,
hubiera quien se acordase
y aquí mi nombre incluyera.

Que, aunque parezca mentira,
el tiempo se irá pasando,
y alguien se estará acordando
de quien, hoy, tenemos vida.

Nos debemos acordar
que esta vida es transitoria;
y para ir a la Gloria (sic)
la tenemos que ganar.

Y no quiero más cansar
con este vano estribillo;
pido al pueblo de Avedillo
que me sepa perdonar.


Horacio Álvarez Hernández
Año 2001, Gijón,

___________

P.D:

Al terminar el anterior relato, forzando un poco más la memoria, observo que se me han quedado en el tintero unas personas de las que yo contaba y como no quiero hacer distición, pues para mi fueron todas iguales, aunque sea en prosa, quiero dedicarles un recuerdo:

Empiezo por los hermanos Pedro y Antonio, hijos de Baltasar y Nieves; Angélica, esposa primera de Paco el de David; la señora Celerina; el tío Roque el cojo y su mujer Emilia, la Salvadora; Ascensión, 'La Quequesa' y dos hermanas, una se llamaba Inocencia y de la otra no me acuerdo; Clementín; la señora Leonora, madre de Felipe y Domingo; la esposa de éste, Dora; Teresa la de Filiberto, que, por cierto, fue mi madrina; el tío Nicasio y su esposa; mi buen amigo y compañero de trabajo durante algún tiempo, Miguel 'Chinito'; Miguel 'El Juaneto' hijo, excelente persona y gran profesional; una señora que me ha dolido olvidarla pues fue compañera mía en el trabajo siendo yo casí niño, Pepa, esposa de Ángel 'El Modorro', juro que tengo de ella grandes recuerdos ya que me quitó más de un golpe referente al trabajo en casa de Esteban, 'El Comerciante', para ella mi más sincero recuerdo; también para su hijo Miguel Ángel, lo conocí poco tiempo pero suficiente para comprobar que era un gran chaval; la señora Vicenta, esposa de Vicente el alguacil; la señora Adelaida, el ama del cura; Pedro 'El Mingo'; el célebre Pepe 'Matilde'; y por último, ahora si que no recuerdo a nadie más, Antonio 'El Capitolino', un hombre a quien siempre tuve un gran aprecio, fui con él a Madrid en el año 1942, teniendo yo 12 años, y con él lo pasé estupendo.

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