Reflexionando sobre el 'Cantar de las dos Torres' que, tan amablemente, nos ha dedicado D. Agustín García Calvo caímos en la cuenta de lo poco que sabemos de su vida y su obra y de su paso por el mundo.
Guardamos en la memoria, eso si, unas cuantas leyendas, algunos chismes y escasas anécdotas. Todo superficial, pensamos; pero que ya, de por sí, indican que fue famoso desde que su madre lo pariera.
Se decía que fue a estudiar latines a la Universidad de Salamanca y que, en contra del parecer o deseos de la familia, contrajo matrimonio muy joven y que supo salir adelante solo con las becas que ganaba; también se decía que que no había pasado ni un curso y ya sabía más latín que sus profesores; o se contaba que iba a sacrificar palomas a dioses paganos a las orillas del río Tormes, que es el río que pasa por esa ciudad; y que por eso el régimen franquista le tenía entre ceja y ceja. Claro, no nos extraña, siendo, como es, la paloma un ave, símbolo del Espíritu Santo, una de las tres personas del dios católico que es, como todo el mundo sabe, uno y trino; y siendo la dictadura franquista nacional-católica ese sacrificio representaba un intento simbólico de asesinarla.
Leyendas, leyendas, leyendas.
Que tienen menos valor, para nosotros, que el pedo de una hiena vieja.
No nos imaginamos al maestro ejerciendo un oficio tan sangriento de liquidador de palomas.
Como tampoco, siendo sinceros, y lo somos, no llegamos a entender el por qué de la inquina franquista hacia García Calvo. Ni el peligro que pudieran representar sus clases de latín. En nuestra cabeza no entra.
Estudiando en la Escuela de Magisterio se contaban esas cosas. Como una vernegía. Y de ello haciamos héroes. El ansia de libertad propiciaba la creación de adalides antifranquistas. Aun nos viene a la memoria el cuento ese de Gila, el humorista, que, según se contaba, había llevado a cabo la heroicidad de salir al escenario, en algún lugar de España inconcreto, y representando a un mecánico de bicis se pasaba un tiempo prolongado, hasta que el público comenzaba a protestar, y entonces se encaraba con los espectadores espetándoles: 'Les seré franco: ni la arreglo ni me voy'. O al revés: 'ni me voy, ni la arreglo'. O se citaba a Alvaro de la Iglesia, un escritor de relatos humorísticos, ya olvidado, que fue director de la revista de humor 'La Codorniz'. Se contaba que, el tal Alvaro de la Iglesia, fue a dar una conferencia a una ciudad extremeña. Entre los asistentes, estaba, y se contaba como si se hubiera asistido a la charla, algún jerarca de la dictadura franquista. Sabiéndolo el escritor, se puso en lugar de la botella de agua una de coñac y de cuando en cuando, a lo largo de su disertación, acudía a la botella a proporcionarse un lingotazo. Y así medio obnubilado le cantó las cuarenta a ese mandamás. El borracho transformado en luchador antifranquista. ¡Ah, qué valentía! La libertar a través de la cogorza.
Pues bien, en esa escuela conocimos a Amador Madrid Calzada. Se sentaba en la misma mesa. Y llegamos a tener cierta amistad. Nos contó que su hermano era del círculo de Agustín García Calvo. Ignoramos si amigo, discípulo, compañero, seguidor, admirador... lo que si constatamos es que el escritor escribía a su círculo cartas desde donde estuviera y que ellos las guardaban como si fueran las palabras pronuciadas por un oráculo. Vamos, como oro en paño. Un día, Amador, nos trajo un hato de ellas. No recordamos su contenido. Quizás porque no entendiéramos nada de lo que hablaba. O porque el paso del tiempo haya borrado lo que leimos. Solo una frase se nos quedó prendida en el ojal, porque en nuestra mentalidad de críos, educados en el nacional catolicismo, el ver escrita una palabra malsonante era como descubrir una mosca negra en la inmaculada leche. Veamos el escándalo: leíamos una carta de este prócer de la literatura en la que, refiriéndose a no recordamos quien, decía: 'Y fulano de tal seguirá en que por cojones tiene que ser...'. Fue un choque. Eso no lo podía escribir una persona tan connotada. Tenía que ser imposible. Pero no, estaba allí escrita: 'cojones'. El ídolo se cayó a tierra. En fin...
Pasado un tiempo llegamos a pensar que el maestro, quizás, nos pudo examinar de latín. Encontramos en casa un libro de texto 'rotulado 'Viriate Vitae' que tenía su autoría. Si nos examinó, no lo recordamos.
Con esa aureola de raro, extravagante, rebelde... quisimos conocerle. Un día, estando con un amigo de Zamora, (Lorenzo Angoso Arribas se llamaba y suponemos que se seguirá llamando) lo vimos. Bueno, lo vio él. Nosotros no lo conocíamos más que de nombre. Nos acercamos y le habló. Creo recordar que no nos hizo mucho caso, sin por ello ser descortés. En un recoveco de nosotros nos quedó esta estampa: serio, patillas pronunciadas como habíamos visto en el cine que llevaban los bandoleros de Andalucía; esos que, decían, robaban a los ricos para dárselo a los pobres; enmarañado cabello negro, despechugado, camisa floreada y por fuera llevaba una especie de tabardo o abrigo largo que nos pareció adornado con algunos lamparones. Lo que dio más morbo. Lo poco que habló, unas veces lo hizo mirando al suelo y otras a un punto inconcreto, como si estuviera en otra onda su cerebro. Y lo estaría. Se alejó caminando recto, con lentitud. Eso fue todo.
Su estatura se agigantaba cuando, en corrillos, se narraba su lucha por conseguir una plaza de catedrático de latín. Otra leyenda más. Leyenda que tiene también, cómo no, al Opus Dei de trasfondo. Su contrincante, seguimos acordándonos de lo que se hablaba, era un miembro del Opus Dei. Un obstáculo serio porque la influencia política de esta 'santa mafia' era innegable, y lo sigue siendo. Para salvar este pedrusco en el camino, proseguimos con la leyenda, se le ocurrió convocar a los embajadores de los países llamados democráticos (Inglaterra, Francia, Alemania...) para que estuvieran presentes en el examen. Los que lo contaban añadían que, entre las pruebas que había que superar, una de ellas, se llamaba 'El Autobombo' que consistía, como se deduce de la palabra, en elogiarse a si mismo, darse pisto, al tiempo que se atacaba al contrinncante, ninguneándolo hasta extremos inauditos. Al parece D. Agustín García Calvo demostró que, su contrario, había publicado libros en los que páginas y páginas enteras eran de otros autores que, el maestro, señaló con puntos y comas. De manera que dejó claro que no tenía rivales en lo tocante al conocimiento del latín. ¡La verdad se hizo luz! y la luz de Agustín García Calvo brilló con tanta intensidad que dejó deslumbrados a todos los miembros del tribunal y a los representantes plenipotenciarios. Y la luz se hizo cátedra.
¡Que de leyendas en torno al maestro D. Agustín García Calvo!
Todo cáscaras.
Pero estas cáscaras demuestran que, efectivamente, había nacido una estrella del vientre de su madre. Solo faltaba ponerse en camino de Jerusalem.
Acontecieron por entonces las primeras manifestaciones contra el franquismo en la universidad. Los estudiantes se encresparon y ciertos profesores (los menos) se unieraon a ellos. La prensa y otros medios de comunicación publicaron sus nombre: Enrique Tierno Galván, José Luis López-Aranguren, Santiago Montero Díaz, Aguilar Navarro, como no, Agustín García Calvo. Fueron denunciados, expedientados y expulsados de la universidad.
La fama y prestigio del maestro se acrecentó y su situación personal se abajó como Cafarnaum. 'Y tú Cafarnaum, que hasta los cielos estás levantada, hasta los infiernos serás abajada' (San Juan, X, 15)
Él partió al exilio, cosa que supimos después, voluntariamente. Y nosotros nos fuimos voluntariamente obligados por la pasta al exilio, dentro del estado español, en Euskadi. Nos metimos en la lucha clandestina antifranquista. No volvimos a saber practicamente nada de este profesor expulsado de la universidad. Eso si, de cuando en cuando compramos algún texto suyo (pocos): poesía, traducción de alguna obra de teatro clásico griego, un opúsculo sobre Marx 'Apotegmas a propósito del marxismo' (París: Ruedo Ibérico, 1970) que no entendimos nada... Estábamos en otra onda marxista leninista.
Decíamos más arriba que supimos más tarde que se exilió en Francia. Lo leímos en uno de los libros que compramos. Nos llamó la atención cuando contaba que, tras la expulsión de la universidad, lo seguía la policía. Una vez uno de los polis que estaba haciendo su seguimiento era conocido suyo. Y lo saludó por su nombre. El sabueso, avergonzado, viose destronado de su serio cometido de su autoridad y no encontró otro recurso, para reinstaurarse en su trono policial, que abofetearle al maestro.
¡Ah! por ese libro nos enteramos de que la atmósfera se le hizo tan irrespirable que decidió exiliarse. Marchó a París de la France.
Veinte años estuvimos en Euskadi. ¡Cazi na! Cuando volvimos de regreso al viejo lar abandonado, a la tierra castellana que 'face a los ommes e los gasta', abandonamos la militancia política y nos sumergimos en la militancia literaria. Algo había que hacer. Creamos una revista. 'Caminar conociendo' bautizamos. Y por esas casualidades de la vida, como a veces la tierra es un pañuelo, por esos lugares andaba el escritor. A él acudimos para saber si podría colaborar con nosotros de una manera desinteresada. Lo que hizo generosamente con varios escritos y hasta nos concedió una entrevista. De los escritos y la entrevista pondremos los enlaces por si alguno pudiera estar interesado en ellos:
Número 0, Cuentos vivos: http://marpita-caminarconociendo0-1.blogspot.com/2007/06/agustn-garca-calvo-cuentos-vivos.html;
Número 2, Entrevista a Agustín García Calvo: http://ever-enen17.blogspot.com/2007/01/entrevista-agustn-garca-calvo.html;
Número 4, Fragmento de 'La Ilíada': http://ever-enen16.blogspot.com/2007/02/agustn-garca-calvo-ilada.html;
Número 5, Gracias a Rufino: http://ever-enen.blogspot.com/2007/03/agustn-garca-calvo-gracias-rufino.html;
Número 6, La utopia verdadera: http://ever-enen15.blogspot.com/2007/01/la-utopia-verdadera.html;
Número 8, Poema según promesa, traducción del latín de un poema de Benito Arias Montano: http://ever-enen14.blogspot.com/2007/02/benito-arias-montano-poema-segn-promesa.html;
Número 9, Para la mesa redonda sobre abolición deuda externa: http://ever-enen13.blogspot.com/2007/01/para-la-mesa-redonda-sobre-abolicin.html.
(En la lista se ha caído un poema cuyo estilo es otro, en la que, creemos, viene a decir que ha dejado la fe de dios)
Tuvimos oportunidad así de acercarnos a él personalmente. Y casi sin querer nos fueron llegando sus variados registros. Encontramos una personalidad sorprendente. Eso demostraba lo ignorantes que estábamos sobre su pensamiento. Sólo teníamos anécdotas, superficialidades, leyendas, chismes...
En una ocasión le invitamos a la presentación de un número de la revista. Como se mostrara reacio, para animarlo, le dijimos que, en el evento, estarían presentes prensa, radio y televisión.
¿Para qué se nos ocurriría decir 'televisión'? Nos respondió: '¿Televisión?. Entonces si que no vamos'. Nos explicó que se negaba a a salir en ese medio de comunicación. Es más, como se diera cuenta de nuestra perplejidad, expresó que no era ninguna disculpa para no acudir a la presentación de 'Caminar conociendo', sino que era una decisión meditada. Y para subrayarlo añadió: 'Me veo obligado todos los años a rechazar varias invitaciones de ese Medio de Formación de Masas'. Lo ponemos con mayúsculas pues es así como lo suele escribir el escritor con su ortografía particular. Y es que se negaba a aceptar aquello que dice que el no sale en ese medio es como el que no existe. Se negaba.
Le han concedido los Premio Nacional de Ensayo, Premio Nacional a la Obra de un Traductor de 1990, Premio Nacional de Literatura Dramática de 1999. De todo ello cualquiera puede encontrar referencias más concienzudas en Internet. Vease por ejemplo: http://es.wikipedia.org/wiki/Agustín_García_Calvo
Y el primero en ser un objetor fiscal (no sabemos si se dice así) que esto es otra cosa, para el sistema, más peligrosa. Fue atacado por unos y elogiado por otros. Recordamos aquí como lo atacó el escritor Francisco Umbral o lo defendió el periodista Andrés Aberasturi. Hasta un antiguo camarada nuestro (que estuvo condenado a muerte por el franquismo) decía que era la postura de un señorito de pueblo. Así estuvieron las cosas. El maestro, empero, ni fue a la cárcel, ni cristo que lo fundó.
Nosotros queremos dar nuestra particular visión de él. El que quiera obtener datos prietos, sistemáticos, científicos, serios, concienzudos... que busque en otra parte. Aquí solo encontrará una parcelita sin importancia. O si la tiene será mínima. Recordamos que, de las pocas cosas que le hemos leído (su producción es numerosísima), nos llamó la atención el que los poemas estuvieran hechos de una forma tan sencilla, con un lenguaje tan de andar por casa que nos parecía estar oyendo hablar a nuestro padre, a nuestra madre, o a cualquier campesino de Zamora. Lo atribuimos a su nacencia. Nada más lejos, nos hemos ido dando cuenta que es un lenguaje elaboradísimo. Entre los artículos que nos envió para la revista uno 'Gracias a Rufino' nos abrió la mente. Parecía hecho de corrido, a la pata la llana, pero no, tenía ritmo, musicalidad, gracia y un dominio del lenguaje que parecía indicar que la belleza está en el habla de las gentes, no hace falta retorcer las frases para que salga una obra de arte, solo se necesita saber componer lo que se quiere decir; y eso solo lo logra un maestro.
A la biblioteca que dirigíamos entonces llegó una donación de sus obras hecha por una admiradora. Leímos algunas páginas; nos viene a las mientes 'Razón común' y aquí descubrimos otro registro: el de investigador. Son pequeños hallazgos que nos han demostrado lo abierto que está a todas las manifestaciones de la época en la que vive. Otra muestra: en la entrevista que le hicimnos se nos ocurrió preguntarle acerca de esa frase o consigna de un miembro del Departamento de Estado norteamericano 'La Historia ha muerto'. Sobre eso, nos dijo, ya había escrito algo también. ¡Qué tío!
En fin, hemos ido descubriendo la luna poco a poco. ¡Valiente vernegía! Nos hemos perdido las enseñanzas de un personaje singular, sorprendente, valioso, incómodo para muchos... sin duda un grande de las letras y del pensamiento. Y a estas alturas de la vida, a esta parte del partido, en estos momentos, cuando ya uno ha hecho sus gustos, paladeado unos vinos... nos cuesta cambiar. ¡Qué le vamos a hacer! Y no lo vamos a hacer. Seguiremos con los pobres del mundo, con los perdedores del mundo, seguiremos admirando a Martí, Marx (si acaso reeleremos 'Apotegmas a propósito del marxismo' (a ver si por fin lo entendemos), Engels, Lenin e incluso Stalin... hasta la muerte. Después ya no admiraremos a nadie. ¿O si?
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