Viene todas mis noches para contar mis días,
para contar mis canas y cantar sus presagios.
Su voz es el chirrido de los minutos ciegos
que forman el collar de las horas lejanas.
Deja caer despacio sus cuentas y monedas
que ruedan por angostas galerías, que saltan
a la calle, trazando un camino delgado
y húmedo por la baba de un gusano infinito,
como un hilo brillante.
Scarbó no me deja, no me abandona. Viene
y se apodera, ufano, de mantas y de sueños.
Ha prometido darme, a cambio de mis noches,
un lugar a la sombra donde olvidar el mundo.
Paz Díez-Taboada
(De 'Homenaje a Aloysius Bertrand', inédito)
Página XVI de 'Fontana Sonora', suplemento de 'Caminar Conociendo', número 7 de julio de 1998
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