Yo sabía los mapas sin mirarlos,
las marismas del sur, las entretelas
del misterio del agua y sus orillas
curvas y firmes en las costas claras
y en los abismos de los mares anchos.
Todo lo supe por tu voz que abría
mis sentidos al mundo con su leve
seseo acariciable. Lo sabía
en el sendero que tu voz dejaba
en mi lejana infancia, como siempre
mirar al sur era mirar tus ojos,
como al mirar las sombras en las playas
es ahora mirar en la lejanía,
y el dar la vuelta al viento se asemeja
una tarde de julio entre las aguas.
Yo conocí la dulce geografía
de cada pueblo blanco, de Medina,
de Arcos de la Frontera, de la noche
cayendo en Rota, madre, todavía
medio apagando sus farolas rubias
en todo el horizonte sorprendidas.
Antes que yo, ya en mi nacer estaba
el preludio del agua, el silabeo
de los rincones del azul, el breve
inmaterial silencio de las horas.
Antes que yo, sin conocer, hablaba
de los mismos caminos que conducen
hasta la orilla de los días, antes
de mi propia existencia ya existía
el matiz de las cosas y el perfume
de los jazmines vivo en los tapiales
y en los muros más blancos. Ya me olían
los geranios en flor rojos colgando
en los balcones de la abuela, y antes
de yo nacer ya conocía el vuelo
de las tardes dormidas en la arena.
¿Y qué dejaste en mi, madre, y perdura
más allá de los años? ¿De qué estela
se construyen mis pasos cuando abrazo
la lentitud del tiempo y me conduce
hasta ese mismo instante en que iniciaba
con tu vida mi vida? ¿Con qué nombre
he de llamar a cada cosa ahora
que ya conozco mis raíces? ¿Dónde
será memoria en mi toda memoria
que de ti venga, de este sur que habita
mi corazón de luz y siempre auroras
no imaginables? ¿Cuándo estaré lleno
de cada brizna azul, de cada hora
no vivida y vivida en este sueño...?
José Mª Muñoz Quirós es un poeta abulense muy laureado
DE LA PÁGINA 36 DEL Nº 7 DE 'CAMINAR CONOCIENDO' DE JULIO DE 1998
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